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Efecto a Largo Plazo del TAVI en las Válvulas Aórticas Bicúspides
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Efecto a Largo Plazo del TAVI en las Válvulas Aórticas Bicúspides

Cristian M. Garmendia
  • En pacientes con estenosis aórtica severa y morfología de válvula bicúspide, el tratamiento mediante un reemplazo valvular aórtico percutáneo demostró un beneficio comparable a largo plazo, en relación a aquellos con morfología de válvula tricúspide.

El reemplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI) es una estrategia terapéutica ampliamente difundida a lo largo de las últimas décadas, contando hasta la fecha con la mitad de todos los procedimiento de intervencionismo cardiovascular sobre la válvula aórtica según el registro de la Sociedad de Cirujanos Torácicos (STS).

La valvulopatía aórtica bicúspide (VAB) es la valvulopatía congénita más frecuente. Más aún, en pacientes portadores de VAB, la estenosis aórtica se evidencia a edades más tempranas en relación a los pacientes con válvula aórtica tricúspide (VAT). En este contexto, vale resaltar que los pacientes con VAB fueron excluidos de los principales ensayos clínicos debido a su anatomía desfavorable (excentricidad anular, aortopatía concomitante y severa calcificación), y esto cobra particular importancia considerando que el TAVI se expande a una población de bajo riesgo, donde existe una gran proporción de pacientes con VAB.

Hasta la fecha, diversos estudios han demostrado la seguridad y eficacia del TAVI en el escenario clínico de la VAB; sin embargo, existe escasa evidencia en relación a su beneficio a largo plazo, lo que es vital relevancia en pacientes más jóvenes y con una mayor expectativa de vida.

El objetivo del presente estudio realizado por Dao Zhou y colaboradores de la Universidad de Hangzhou (China) fue analizar el impacto a largo plazo del TAVI en pacientes con VAB.

Se incluyó para el análisis pacientes con estenosis aórtica severa sometidos a un TAVI, pertenecientes a un centro médico de China durante el periodo comprendido entre 2013 a 2018. Se excluyeron aquellos pacientes con válvulas aórticas cuadricúspides, insuficiencia aórtica pura y procedimientos de Valve-in-Valve. Se documento en el total de la cohorte seleccionada el estado de salud, las características clínicas y parámetros ecocardiográficos en el seguimiento a 3 años.

Se analizaron un total de 246 pacientes consecutivos sometidos a un TAVI. La edad promedio de la poblacion muestral fue de 77 años, con un 61% de sexo masculino y una mediana de puntaje del score STS de 5.56 (RIC 3.74-9.54). Del total de la cohorte analizada, el 44.3% (n=109) presentó morfología de VAB, mientras que el 55.7% (n=137) presentaron morfología tricúspide (VAT). En relación a los pacientes con VAT, los pacientes con VAB fueron más jóvenes, con un menor puntaje de score STS y un menor porcentaje de antecedentes de accidente cerebrovascular previo. A su vez, los pacientes con VAB presentaron menos hipertrofia ventricular izquierda, una menor área valvular aórtica pero gradientes y velocidades comparables, en relación a los pacientes con VAT. Dentro del subgrupo de pacientes con VAB, el 61.5% fue caracterizado como tipo 0 y el 36.7% como tipo 1.

En pacientes con estenosis aórtica severa y morfología de válvula bicúspide, el tratamiento mediante un reemplazo valvular aórtico percutáneo demostró un beneficio comparable a largo plazo, en relación a aquellos con morfología de válvula tricúspide.

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A 3 años de seguimiento, no se observó una diferencia estadísticamente significativa en términos de la tasa de sobrevida entre los subgrupos analizados (VAB 87.1% vs. VAT 79.5%; test Log-Rank p=0.126). A su vez, mediante un modelo de regresión de Cox ajustado por potenciales variables confundidoras, se observó un riesgo comparable de mortalidad por cualquier causa en el subgrupo de pacientes con VAB (HR 0.86 [IC 95% 0.44-1.70]; p=0.666).

A excepción de una menor tasa de implante de marcapasos definitivo en pacientes con BAV, en relación a aquellos con morfología TAV (11.9% vs. 21.9%; p=0.041), no se observaron diferencias estadísticamente significativas en términos de otros eventos clínicos adversos entre ambos subgrupos analizados.

El TAVI presentó una mejora de los parámetros hemodinámicos tanto en pacientes VAB como en VAT, el cual se mantuvo a los largo del seguimiento a 3 años. A su vez, se observó un remodelado ventricular reverso que fue comparable entre ambos subgrupos.

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